La esperanza es uno de los
temas más bonitos de los que se puede hablar, todos la tienen, pero también es
un arma de doble filo… uno está esperanzado a que las cosas cambien (para
provecho propio, obviamente) y también nos atenemos a la esperanza por mera
conchudez, por no hacer las cosas con nuestras manitas, sin reparar que no solo es cosa de esperar sino de reaccionar.
Cuando la esperanza muere, (al
contrario de lo que piensa la mayoría de la gente que conozco), no significa
que también se hayan muerto nuestros deseos por algo mejor o que simplemente nos conformemos, es sólo que
uno ya se cansó y ya no quiere seguir en ese limbo multicolor sumamente cómodo
y es ahí, cuando de verdad se empieza a actuar.
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