Hace unos meses (después de haber terminado una relación bastante difícil)
conocí a cierto sujeto que era todo un bombón: alto, cuerpo envidiable y muy
deseable, voz grave y todo lo que a una mujer puede gustarle en un tipo que ha
visto un par de veces; lo único malo es que era tan cursi que ni la más ridícula
y tierna creatura en la tierra lo hubiera soportado 5 minutos. Cuando empezó a
expresar sus sentimientos deshojando una pequeña margarita inocente, supe,
inmediatamente, que nuestra relación había acabado antes de comenzar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario