martes, 5 de enero de 2010

Cuando la vida dejo de ser color de rosa...

Sosteniendo una sería plática con la causante de todos mis males (yo mera, señores), traté de liberar todos los sentimientos negativos que me producían un malestar muy profundo y no me permitían cerrar un círculo por demás molesto que lograba sacarme ronchas; alcancé a comprender de una vez por todas, que la gente que en alguna ocasión nos daño o lastimó de cualquier manera, no siempre lo hacía con nociva intención ( a veces sí, claro está.), hasta me atrevería a decir que cierto daño hubiese sido por alcanzar nuestro bienestar, así para lograrlo nos llevaran entre las patas.


Siempre me he preguntado: ¿Cuándo la vida dejó de ser color de rosa?, pero no la vida en general, ni la de las demás personas, sino mí vida… ¡fácil!, cuando dejé menoscabar el último suspiro, el último retazo de inocencia que me quedaba a causa de los daños producidos por personas que considere importantes en algún momento de mi corta existencia y que llegue a amar con locura (sí, aunque suene cursi, lo hice)… ese es el fin de la inocencia, la inocencia de la que todos somos portadores en una etapa de la vida y que en este caso fue interrumpida por una imprudencia mía y de nadie más, la cumpla es mía, sí, señor.

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