Pues, resulta que el viernes, 18 de septiembre de 2009, un hijo de la tostada, abrió fuego en la estación Balderas del Metro de la Ciudad de México, no citaré la noticia, porque con eso de los datos oficiales, la información se pierde o se traspapela (ajá, yo de calumniadora), en fin; a lo que voy… da la casualidad que este cabrón es un fanático religioso (como muchos que conozco), o por lo menos esa es la conclusión a la que han llegado varios, por las bellas palabras perpetradas por ese fulano momentos antes de cometer tal atropello ‘‘¡Pónganse a rezar, a ustedes no les va a pasar nada. La culpa es del gobierno!’’ (Nótese, o es fanático religioso, o es seguidor del peje) y lo que pienso, es que no obstante de abrir fuego sin motivo aparente, tuvo que echarse a dos cristianos, un policía bancario y a un pobre hombre, que al tratar de desarmar a aquel joputa, sin deberla ni temerla murió de un tiro en la cabeza.
Es deplorable la situación que se vive en México, que si la influenza (chupacabras 2.0) regresa, que si secuestran un avión y no conformes con eso, que te maten en alguna estación del metro mientras regresas del trabajo, de la escuela o de donde fuere y ni que decir sobre la crisis económica que está demás mencionar.
¡Lo he dicho y no me rajo!
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